miércoles, 21 de enero de 2009

Licencias de Creative Commons

Estas son las soluciones del ejercicio 31 de la página 101.

martes, 20 de enero de 2009

jueves, 18 de diciembre de 2008

Labordeta luchando por aragon!!

Este video ya tiene bastante tiempo pero me sigue gustando y nada por si hay alguien que no lo haya visto, aqui lo tiene.

Un saludo!

martes, 16 de diciembre de 2008

Horror en Hamburgo: Un macabro cuento de hadas

Últimamente me he estado leyendo un libro que trata sobre la II Guerra Mundial (1939-1945, para los que no presten atención en historia, ellos ya saben quienes son eh directorio! jeje), y en el leí esta historia que me estremeció y me hizo reflexionar sobre aquella guerra. Si tenéis tiempo leerla que esta bastante bien y me a costado un güevo (con perdón) escribirla.

Una muchachita avanzaba saltando a la pata coja por la calle destrozada por las bombas, frente a casas en ruinas y sorteando con cuidado los escombros. Era delgada como la lluvia que caía y las suelas de sus zapatos todavía lo eran más. Agarraba contra su pecho una barra de pan moreno.
Estaba oscureciendo y quería llegar a casa antes de que fuera de noche y las ratas salieran. Las farolas, aunque funcionaban, no las habían encendido. La chiquilla se detuvo. De un callejón salía un suave sonido metálico y regular. Se quedó paralizada y giro la cabeza lentamente hacia el ruido.
Un hombre, vestido con un pesado abrigo del ejército, que llevaba un bastón blanco, tanteaba el camino dirigiéndose hacia la muchacha. Ella dio un paso hacia atrás, haciendo saltar una piedra con los pies. El hombre se paró, levantó su pálido rostro con sus ojos protegidos por unas gafas de cristal negro y dijo:
-¿Hay alguien aquí?
A la muchacha se había secado la boca. Se humedeció los labios con la lengua y respondió con un hilo de voz:
-Si, señor.
En el rostro arrugado del hombre se dibujó una sonrisa.
-¿Cómo te llamas muchacha?
-Gerda, señor.
-Gerda, un nombre muy bonito. Gerda, ¿querrías hacer algo por tu patria? ¿Algo que nos ayudase a ganar la guerra? ¿Algo que impidiese que las bombas nos cayeran encima todas las noches y que nos liberara?
Gerda dio un paso hacia delante.
-¡Oh, si señor!
-¿Eres una alemana de verdad?
-Si, señor.
-En este caso, te contaré un secreto –dijo el hombre-. Tengo un mensaje muy secreto. Debe transmitirse ahora mismo, pero yo no soy más que un pobre ciego y necesito una persona joven y ágil que corra como el viento. ¿Conoces la calle Linden?
-Si, señor
-En el número 27 hay una zapatería. Entra y di al viejo zapatero remendón que Hans te envía –dijo el soldado. El hombre se metió la mano en un bolsillo de su abrigo grande y gris y sacó un sobre arrugado-. Dale esto. Por nada del mundo debes mirar qué hay dentro.
-No, señor.
-Buena chica. No te detengas por nada, no se lo digas a nadie ni confíes en nadie. Ahora, corre, corre antes de que se oscurezca.
Gerda cogió el sobre, se dio la vuelta y echó a correr por las calles vacías, pasando por delante de las ruinas de su vieja escuela y de los tocones resquebrajados de los árboles del parque. La hierba estaba cubierta de barro y sus delgadas suelas resbalaban mientras cruzaba veloz los jardines del parque. En el otro extremo estaba la comisaría, y un oficial estaba corriendo las cortinas para ocultar la iluminación interior.
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Entonces, se detuvo de repente y sus pies resbalaron sobre la acera agrietada. Se tranquilizó, se dio la vuelta y entró en la comisaría. El hombre viejo y cansado que estaba detrás del mostrador a miró con sus ojos rojizos.
-¿En qué puedo servirte? –Le preguntó el hombre con voz afable a pesar del aspecto feroz que le daba su bigote gris erizado. Gerda explicó lo sucedido. El policía asintió con la cabeza.
-Ya entiendo –dijo, moviendo la cabeza-. Es sospechoso.
-¡Es lo que he pensado! –Exclamó la muchacha-. Me he dado cuenta cuando pasaba corriendo por aquí. ¿Cómo sabría el hombre que estaba oscureciendo si fuese ciego?
El hombre cogió un abrigo y se lo echó por encima de los hombros.
-Creo que llevaré esta nota al número 27.

Más tarde, aquella noche, mientras Gerda estaba tumbada en la cama, bajo una delgada manta, escuchando el retumbar lejano de las bombas, se oyó otro ruido sordo. Alguien estaba llamando a la puerta. Su madre hizo entrar al policía en la casa y Gerda se sentó para escuchar con los ojos bien abiertos. El policía le contó lo que había sucedido.
-En el número 27 de la calle Linden hay una zapatería que llevan un anciano y su esposa. Cuando he entrado en la tienda, la pareja parecía muy nerviosa. Todas las tiendas de los zapateros remendones hacen un olor muy fuerte a cuero viejo y agrio, pero esa olía todavía peor. El hombre se ha excusado y se ha ido a la trastienda. He oído que se abría y cerraba la puerta trasera y me he dado cuenta de que se había escapado, así que he registrado la tienda y el sótano.
-¿Qué había? –preguntó Gerda agarrándose con fuerza al chal de su madre.
-Algo más horroroso que todo lo que he visto en esta terrible guerra –se lamentó el policía-. Había cuerpos. Cadáveres. La mayoría cortados a trozos y envueltos como trozos de carne para ser vendidos a clientes hambrientos.
La madre de Gerda se quedó sin habla.
-He oído rumores de gente que come carne humana.
Gerda tenía una pregunta por hacer:
-¿Qué ponía en la carta?
El policía se la entregó. Ella abrió la hoja de papel. Decía:
“Querido Jacob, Ésta es la última que te envío hoy. Tu amigo, Hans”

Gerda se sintió mareada.
-Yo era…
-Tu eras la siguiente –asintió el policía.


Espero que os halla hecho pensar un poco en como debió ser esa etapa de la historia.
Podeis escribir en los comentarios que os ha parecido.

Un saludo

lunes, 15 de diciembre de 2008

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Nuevo Blog

Hola!

Bueno pues esta es la primera entrada de mi primer blog!

Ahora mismo no voy ha hablar sobre ningun tema, simplemente queria introducirme en este medio de comunicación llamado blog :D

Pues ser pacientes que poco a poco iré escribiendo entradas y podreis dar vuestra opinion en cada cosa, este blog es totalmente libre.

Un saludo.